Si no conocen Orlando, imagínense esta típica ciudad estadounidense de película doblada al español donde todas las casas son iguales, todas tienen un jardín, una “cochera” que no usan y unas bicicletas tumbadas en la acera. Es la definición absoluta de calma, seguridad y silencio. Cosa que, depende de tus propios gustos, apreciarás o no.
Por lo general, la gente va a Orlando para visitar los famosos parques o para irse de compras. Ambas opciones igualmente entretenidas. Pero la realidad migratoria nos da a los venezolanos una tercera razón de peso para ir a Orlando: visitar a la familia. Días antes del viaje sales a comprar pirulin, toronto, cocosette, ron, nestea, chicha, diablitos, queso llanero y todo aquello que tu familiar en el extranjero pueda extrañar. Y ese mismo espacio de la maleta lo usas de regreso para traerte tus desodorantes, champú, cremas, etc. Mercado va y mercado viene.
De Compras
Orlando es sinónimo de outlets, de tiendas con buenos precios y abundantes opciones. Todo el que ha visitado un Walmart sabe del frenesí de comprar grandes cantidades a bajos precios. Siente uno la necesidad de llevarse 3 cajas de Trident en lugar de 1. Mientras más grande el pote de champú parece más barato. Aquí se cumple eso del “ta’ barato dame dos”. Y comienzan entonces las fotos al desodorante, a la acetona y a la leche de almendras para pasarle el mensaje a las amigas “Marica conseguí las tiritas para sacarse los puntos negros”.
Visitando a Mickey
El objetivo principal de la visita a Disney era que mi sobrina de 4 años viera el espectáculo de Frozen. ¡Y lo logramos! Disney’s Hollywood Studios es un parque dedicado como al glamour de las peliculas de antaño. Cada atracción es un teatro y tanto las calles como las tiendas tienen ese aire vintage que te transporta a una película en blanco y negro. El espectáculo de cierre se llama Fantasmic y es la mezcla perfecta entre personajes clásicos, luces, fuego, pirotecnia y música para dejarte boquiabierto.
Una visita al Reino de Mickey es entretenida desde el inicio, incluso cuando te pierdes 2 horas en el estacionamiento porque no sabes en cuál muñeco está el carro. Nunca antes fue tan importante recordar a un personaje de Disney.
En general lo mejor de Orlando no es gastar ni hacer largas colas para ver a Mickey. Lo realmente placentero es caminar sin amarrarse la cartera, ver todo con calma, disfrutar del clima. En fin, irse de paseo. Y aunque todos vamos con miedito del momento de enfrentarnos al oficial de inmigración, no todos son tan malos. Algunos hasta tienen sentido del humor. A menos que, cometan un error similar al de la señora que pasó frente a mi, que llevaba hallaquitas de chicharrón en la maleta y no las declaró.
Cuando tengan la oportunidad vayan y me cuentan que les pareció.
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